Posted by on 02/07/2011

Un edificio cuya construcción es un misterio, por fuerza alberga muchos enigmas. Personajes de la cultura sumeria, una cuba con vino que data de la época de Santo Martino (unos 900 años), la identidad de los 93 cadáveres que reposan en el Panteón Real, qué hay bajo este edificio o de dónde procede el gallo de la torre son algunas de las incógnitas que encierra la joya del románico.

Entre los secretos que los investigadores aún no han desentrañado hay numerosas inscripciones y pinturas murales inéditas, descubiertas durante los trabajos de limpieza de muros y paramentos de la iglesia, llevados a cabo en el verano del 2008, en los que se descubrió también que una de las columnas de la basílica es romana. La espesa mugre que ennegrecía el interior del templo había impedido apreciar el origen de este pilar.

Pero además la excavación que está llevando a cabo la empresa Decolesa en la joya del románico ya ha dado los primeros hallazgos, dos sarcófagos en el atrio y un muro que podría ser de la capilla funeraria del noble leonés Juan Caballo, del siglo XIV, derribada por orden del arquitecto Juan Crisóstomo Torbado en torno al año 1910.


– ¿Sobre un templo romano?. Durante décadas los historiadores han discutido si San Isidoro se erigió o no sobre los restos de un edificio romano. El historiador y arqueólogo John Williams, que excavó en San Isidoro en la década de los setenta, sostiene que no hay muros romanos bajo la iglesia. Por el contrario, el abad emérito de San Isidoro, Antonio Viñayo, cree que bajo el edificio hay un templo consagrado a Mercurio. El enigma podría estar a punto de resolverse. En las próximas semanas la colegiata sufrirá la mayor restauración de su historia. Por fin, podría esclarecerse qué hay bajo los cimientos del edificio que ordenó construir Alfonso V y que luego engrandecerían Fernando I y Sancha.


– Criaturas extrañas. El templo está repleto de animales enigmáticos, que decoran desde capiteles a los sensacionales frescos del Panteón Real. Según Jesús Herrero, autor del Bestiario románico en España, «San Isidoro alberga una de las más destacadas, por no decir la más importante, colección de animales maravillosos: es única, no existe nada parecido en España». Es posible que el talento fabulador de los artistas que idearon estas extrañas criaturas sea consecuencia de que «no sabían bien cómo eran algunos animales y se los inventaban. A los elefantes les ponían la trompa en la cabeza». Sin embargo, hay personajes que no son fruto de la imaginación, porque exigen conocimientos de textos antiguos. Hay extraña conexión entre San Isidoro y la catedral de Santiago de Compostela: son los dos únicos templos españoles en los que está representado Gilgamesh, que según la mitología sumeria, fue el quinto rey de Uruk, leyenda anterior en miles de años a la historia de Noé y el diluvio universal que relata el Génesis. Para algunos investigadores, las extrañas criaturas con cuerpo humano y cabeza de animal se remontan a la iconografía egipcia.


– El gallo islámico. Durante años pasó inadvertido en la torre de San Isidoro. Un gallo de leyenda, que advertía con sus cantos de la llegada de las tropas de Almanzor. Pero fue en el 2001, durante las obras de restauración de la torre cuando, al desmontar la veleta, los expertos percibieron que se trataba de una pieza excepcional. La prueba del carbono 14 determinó que era de cobre plomado recubierto de oro; los análisis dataron el gallo en el siglo VI; es, por tanto, persa sasanida, anterior al Islam. Se trata de la única pieza conocida en el mundo, aunque en las crónicas bizantinas hay referencias que indican que el rey persa Kosroes II, que conquistó Jerusalén en el año 612, ordenó que todas las cruces que remataban las iglesias se cambiaran por gallos dorados como emblema personal del rey de reyes. Ha perdido las gemas que decoraban sus ojos. Se sabe además que no fue concebido como veleta. Lo que los investigadores no han descifrado aún es una inscripción hallada en su interior ni tampoco cómo llegó a León.


– La cuba de Santo Martino. Es uno de los secretos mejor guardados. San Isidoro alberga una cuba de vino con 900 años de solera. Afirma el abad de la colegiata, Francisco Rodríguez Llamazares que no es ninguna leyenda. «Es un recuerdo de la vida del antiguo monasterio», dice. La barrica, al parecer, fue rellenada por primera vez por santo Martino en el siglo XII. Todos los años, en Jueves Santo, se extrae medio litro y se rellena con el doble de líquido. ¿A qué sabe el vino más antiguo del mundo? El abad, que es uno de los pocos privilegiados que lo ha degustado, asegura que «a brandy muy envejecido». También es secreto el escondrijo donde reposa la añeja cuba con una capacidad de dieciséis cántaras (unos 256 litros). La cuba está custodiada bajo tres llaves: una la posee el abad, otra el administrador y la identidad del dueño de la tercera, quizá para evitar saqueos, se mantiene también en secreto. Dicen que el rey Alfonso XIII renunció a beberlo un día que no era Jueves Santo, para no romper la tradición.

– El poder de los astros. Sin duda, uno de los grandes misterios es por qué la fachada principal de San Isidoro está decorada con los signos del zodiaco, representación abiertamente pagana. Piscis, géminis, leo, acuario… aparecen grabados alrededor de la imagen de Cristo. Según Viñayo, «pro­vienen de un mitreo, de un lugar donde se practicó el culto a Mitra».

– El ídolo vikingo. Durante siglos ha sido una de las piezas más misteriosas de San Isidoro, un objeto de apenas cinco centímetros. En 1990 el «ídolo vikingo», como se conoce a esta pequeña figurita, fue descubierta «por casualidad» por arqueólogos daneses. El «ídolo», del siglo X, no está tallado en hueso de ciervo, lo que descarta su procedencia danesa; ahora se sabe que es de asta de reno, de ahí que su origen más probable sea Suecia o Noruega. Nadie sabe a ciencia cierta cómo el objeto vikingo más importante de España llegó a León. Viñayo sugiere dos hipótesis. Fueron los monarcas Fernando I y Doña Sancha quienes depositaron la figurita en San Isidoro tras hacerse con ella «bien como parte de un botín de guerra o bien como parte de un regalo» obsequiado por otros reyes de la Península Ibérica, probablemente musulmanes. La segunda versión apunta a que podría ser una ofrenda entregada por algún peregrino nórdico a San Isidoro. Los investigadores creen que el ídolo vikingo pertenece a un antiguo juego parecido al ajedrez.

La Constitución de EE.UU . La actual capilla de los Quiñones fue anteriormente la sala capitular, donde se reunían los canónigos para tomar decisiones en votación democrática y secreta (con habas blancas y negras). Cuentan que sus estatutos eran tan democráticos que la Constitución de los Estados Unidos de América se inspiró en ellos.


Vía: http://diariodeleon.es – 06/03/2011

Posted in: En León

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