Muchas culturas tienen en las plantas como amuletos, la magia celta y druida estaba íntimamente ligada a la naturaleza. Algunos ejemplos:
– Rosa de Jericó. Peregrina del desierto, viajera incansable y solitaria, inspiró una leyenda religiosa. Es un preciado amuleto que se utiliza para bendecir los hogares ahuyentando las malas influencias y atrayendo la paz, el poder y la abundancia al mismo. Confiere suerte en los negocios, habilidad en el trabajo, ofrece salud, fuerzas, felicidad y, sobre todo, tiene la propiedad de trasformar las energías negativas en positivas en el lugar donde se encuentre. Creyentes y no creyentes de todo el mundo afirman sus beneficiosos efluvios.
– El laurel. Como muchas otras plantas, tiene detrás algunas historias que se remontan a la Grecia antigua y está relacionado con dioses y ninfas. De hecho la palabra «laurel» en griego significa Dafne, nombre de una de las ninfas de las que se enamoró Apolo. Protege contra las tormentas o representa los hechos gloriosos, y con el tiempo se utilizó como una protección y defensa más general y contra la brujería. Empezó a extenderse la costumbre de colocar un pequeño laurel a ambos lados de la entrada de las casas con el fin de proteger el hogar de todo tipo de daños, así como de malas influencias y maleficios.
– El muerdago. Aunque casi todas las personas asocian esta planta con la costumbre navideña de besarse debajo de ella. El muérdago es una de las plantas con mayor significado simbólico como protectora de las casas y los establos. Su popularidad arranca de tiempos prehistóricos y era sagrado para los antiguos druidas (sacerdotes celtas) quienes lo consideraban un símbolo de paz, un poderoso amuleto protector y un bien para cualquier mal físico o mágico.